Llegó el verano y con él un problema que se presenta todos los años: los incendios forestales. Sabemos que desde siempre ha habido incendios, no lo vamos a negar, pero actualmente se producen con más asiduidad y suelen ser más agresivos.
Dentro de las labores de vigilancia ambiental, especialmente en proyectos de energías renovables en fase de construcción, la época estival representa uno de los momentos críticos a tener en cuenta. ¡Que levante la mano aquella persona encargada de una vigilancia que no le haya tocado discutir el asunto!
¿Por qué es tan crítico y problemático?
Los peligros que supone un incendio forestal dentro de una planta solar fotovoltaica, una línea eléctrica de alta tensión o un parque eólico, todos los conocemos:
- Pérdida de vegetación
- Pérdida de áreas de reserva para la fauna
- Desprotección del suelo al perderse la capa vegetal
- Riesgo para las personas trabajadoras
- Retrasos en plazos y producción
Si bien, nadie quiere contar en su expediente con un incendio dentro del proyecto en el que trabaja, es habitual encontrar reticencias a la hora de aplicar medidas estrictas. Las olas de calor pueden paralizar trabajos, y eso implica también retrasos económicos.

Autorizaciones administrativas: el primer paso obligatorio
Antes de nada, en aquellas comunidades que lo requieran, se debe solicitar la autorización de trabajos en época de incendios forestales a la Administración competente. Como norma general, aplica a todos los proyectos con instalaciones a menos de 400 metros del área vegetal forestal más cercana. Hoy en día, raro es el proyecto que no se encuentre en esta situación.
Mientras se espera la autorización específica con los condicionantes del proyecto, no está de más aplicar medidas preventivas que involucren desde la promotora hasta la última subcontrata.

Medidas preventivas mientras se espera la autorización
Desde la experiencia del equipo técnico de vigilancia ambiental de Ideas Medioambientales, se recomiendan las siguientes buenas prácticas:
- Mantener las zonas de trabajo y acopio de materiales limpias de residuos.
- Estacionar maquinaria en áreas libres de vegetación, limpias al menos en un radio de 10 metros.
- Uso de matachispas en motores de combustión.
- No usar radiales o soldadura en áreas sin limpieza previa del combustible vegetal.
- Prohibir fumar en obra de manera general.
- Recargar depósitos y grupos electrógenos en frío, sin fumar cerca y en zonas seguras.
- Equipar todos los vehículos y maquinaria con extintores tipo ABC. Mejor aún si se añaden mochilas extintoras y batefuegos.
- Evitar trabajos en las horas de más calor del día.
Intervención rápida: una medida innovadora que gana terreno
Como novedad, muchos proyectos ya aplican una solución efectiva: contar con un equipo de extinción de intervención rápida montado sobre pickup, con una capacidad mínima de 1.000 litros, mangueras de al menos 100 metros de alcance y personal formado (por ejemplo, bomberos/as privados/as).

Conclusión: prevenir es ganar tiempo y proteger el entorno
Al igual que ocurre con la salud, la prevención ambiental es posible y muy útil. Aplicar estas medidas reduce riesgos humanos, ecológicos y económicos en proyectos estratégicos para la transición energética y la infraestructura del país.
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